El coso de oriente se colmó completamente, a pesar de que la empresa organizadora nuevamente dejó entre ver que no son capaces personal y logísticamente de cumplir a cabalidad las exigencias de un encuentro de esa categoría. No obstante, la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) optó igual por su apoyo.
La oncena de Argentina venía de doblegar a su similar de Chile cuatro goles por uno, un encuentro en donde pasaron por encima de su rival como quisieron. Llegaron a Venezuela con la misma misión y plantearon un once reforzado y con su máxima estrella en cancha; Lionel "La Pulga" Messi a la cabeza de su escuadra.
El principal dio el pitazo inicial y la algarabía se hizo sentir en la grada durante todo el juego. Cada uno de los asistentes no dejó de alentar a la oncena criolla. Argentina en muchos compases del juego retenía el balón por hasta tres minutos seguidos, sin que Venezuela cortara o frenara su accionar de juego. Sin embargo, Rincón y Arango destruían esas chispas de creatividad del visitante rápidamente, el maracayero Juan Fernando Arango (súper enchufado) pisaba el balón con categoría y levantaba la vista sin pensarlo dos veces; con mucha magia tiraba unos balones en profundidad que ponían a correr a la zaga Argentina y Salomón Rondón se proyectaba para dominar la esférica y poner a temblar al meta rival.
Asimismo, ambos técnicos afinaban detalles a medida que transcurría el encuentro, los visitantes tenían infiltrados en las gradas a personal técnico con video cámaras para chequear desde las alturas como se iban moviendo sus piezas frente al elenco nacional. No bastó esa estrategia para detener el avance de los dirigidos por César Farías, quienes de a poco iban entrelazando su juego y siendo en muchas ocasiones frontales con el ataque a todo máquina.
Llegó el minuto del juicio final
La primera mitad mando a ambas oncenas a los vestuarios sin mayor novedad. El segundo tiempo arrancó con el mismo ritmo de juego y los locales se estaban apoderando del encuentro con mucha plusvalía. El gol llego desde un centro producto de un tiro de esquina y Amorebieta con la marca pegada a la camisa cabeceó un balón con mucha categoría y mando la esferica hasta el fondo de las redes; el público y todo el país estalló de emoción y alegría. Si se puede era el lema en cada uno de los labios de quienes tenían el corazón en la mano al ver que quienes antes dominaban ahora estaban los pies de sus otrora victimas pidiendo clemencia.
Amorebieta el joven de Cantaura que se formó en tierras ibéricas y que renunció a jugar algún día con "La Roja" estaba escribiendo las páginas de una nueva historia para el balompié nacional. Llegó el final del partido y la locura se desató en Anzoátegui, se cortó con esa historia negativa de nunca haberle ganado a Argentina.
Verdaderamente si se puede soñar con la idea mundialista y es un placer apreciar que hoy en día no existe rival pequeño, sino pregúntenle a los argentinos quienes han sufrido reveses como el que vivieron contra Bolivia hace algún tiempo y esta vez contra Venezuela; a quienes denominaban "Cenicientas"; pero ahora como que cambió el cuento y los albicelestes ahora son Caperucitas y los venezolanos son el lobo que puede comérselos y destrozarlos a su antojo si desean.
